CARACTERÍSTICAS. La langosta posee un cuerpo es alargado y aplanado lateralmente,  con una cola muy larga compuesta por una serie de segmentos, que le permiten nadar y moverse ágilmente en el agua. Su caparazón es fuerte y resistente, cubierto de espinas y protuberancias que le permiten camuflarse y defenderse de los depredadores.

En la cabeza tiene un par de antenas largas y delgadas, que utiliza para detectar el alimento y las señales químicas en su entorno. También tiene dos pares de pinzas (bastante pequeñas), una de ellas es grande y fuerte y se utiliza para capturar y triturar el alimento, mientras que la otra es más pequeña y se utiliza para manipular objetos. Su color suele ser marrón-rojizo en su caparazón y sus patas, con serie de manchas y rayas blancas en su abdomen y cola, lo que le permite camuflarse en su entorno natural.

Es un animal solitario, que se mueve de forma lenta y cuidadosa, lo que le permite pasar desapercibido entre las rocas y evitar a sus depredadores naturales. Puede alcanzar una longitud máxima de alrededor de 50 cm, aunque la talla de captura habitual se sitúa entre los 20 y los 40 cm de longitud.

HÁBITAT. vive en fondos rocosos y se encuentra desde los 15 a los 160 metros de profundidad, aunque se encuentra con mayor frecuencia entre los 10 y 70 metros. Suele localizarse en cuevas y pequeñas oquedades de paredes rocosas, asomando al exterior sólo las antenas.

ALIMENTACIÓN. En general, la langosta es una especie omnívora que se alimenta de una variedad de organismos marinos, incluyendo crustáceos, moluscos y otros invertebrados, así como de algas y detritos. La dieta de la langosta puede variar dependiendo de la disponibilidad de alimento en su hábitat y su tamaño.