CARACTERÍSTICAS. La corvina tiene un cuerpo alargado y cilíndrico, recubierto de escamas plateadas y brillantes, una cabeza grande y una boca amplia con dientes afilados y aletas pectorales y ventrales que le permiten nadar con facilidad.

El color del cuerpo es gris-plateado, más oscuro en el dorso y con reflejos pardos en los flancos. Las aletas, por su parte, son pardo-rojizas. Este patrón de coloración ayuda a la corvina a camuflarse en su hábitat natural, proporcionándole una ventaja en términos de supervivencia y defensa contra depredadores y presas.

Esta especie puede crecer hasta una longitud máxima de 2 metros y un peso máximo de 60 kilogramos, aunque estos son valores extremos y poco comunes. En general, las corvinas adultas suelen medir entre 50 y 100 cm de longitud y pesar entre 5 y 15 kilogramos. Los ejemplares jóvenes, por su parte, suelen medir entre 20 y 30 cm de longitud.

HÁBITAT. Habita principalmente en fondos arenosos someros, aunque también puede encontrarse en profundidades de hasta 200 metros. Debido a que es una especie eurihalina, es decir, que tolera una amplia gama de salinidades, puede habitar en las desembocaduras de ríos y lagunas estuáricas, donde las aguas dulces y saladas se mezclan. Es una especie gregaria y tiende a desplazarse en pequeños grupos, especialmente durante la época de reproducción. En algunos casos, también puede formar grandes agregaciones en zonas de alimentación o durante la migración.

ALIMENTACIÓN. Es una especie carnívora que se alimenta principalmente de peces y crustáceos. Su dieta puede variar dependiendo de la disponibilidad de presas en su hábitat y de la época del año. En general, se trata de una especie oportunista que aprovecha las oportunidades de alimentación que se presentan en su entorno.